miércoles, 26 de septiembre de 2012

Miércoles 26 de septiembre, día de huelga, ¿para qué?



Venía por la mañana por la A-8 en dirección a Donostia, cuando me venía a la cabeza la pregunta sobre qué habremos ganado como sociedad, incluso en la reivindicación para que no se hagan más recortes por ejemplo en sanidad, educación o prestaciones sociales, cuando mañana a la misma hora volvamos a nuestros puestos de trabajo, después de un día de huelga que más de uno aprovechará para hacer una comida en la sociedad. Nada. Por eso he venido a trabajar y en general porque entiendo que el derecho a la huelga no es un instrumento nada efectivo para cumplir con el objetivo para el que se convoca. Esto es, decir no a lo recortes. Mañana, jueves, tendremos el mismo problema, 200 euros menos y un parón de un día en la producción de las empresas con las pérdidas para todos, que ello conlleva. En definitiva, mañana seremos un poco más pobres.

Sin discutir la labor histórica de las centrales sindicales en la conquista de los derechos sociales, también tengo que añadir que hoy en día les veo fuera de la realidad, preocupados más bien en defender el status actual de los que ya tienen trabajo, sobre todo en la administración, donde son más fuertes y en huelgas como las de hoy pueden dar la sensación (sólo) de paralizar el país, que preocupados por el crecimiento económico y la creación de nuevos puestos de trabajo y oportunidades para los parados y lo más jóvenes. Lo digo sinceramente.

Porque, por mucho que se hagan huelgas, manifestaciones, declaraciones, propuestas demagógicas de subidas de impuestos o cierres patronales como las que realiza Bildu en la Diputación Foral de Gipuzkoa o múltiples Ayuntamientos (por cierto, donde queda el derecho a la no huelga de tantos y tantos trabajadores) si no hay crecimiento económico, no hay empleo, no hay recaudación de impuestos y no hay posibilidad de evitar recortes. Por muchas huelgas que se hagan.

Porque la pregunta que hay que devolver a las centrales sindicales y también a Bildu es la siguiente: ¿cuál es vuestro plan (aunque Martin Gariano ya adelanto que no lo tiene) para crear empleo? Y la respuesta recurrente de repartir lo que tenemos no vale, me refiero a Laura Mintegi, ya que como bien sabemos todos, quita y no pon se acabó el montón.

Me refiero a crear, a crear empleo, a crear riqueza. Porque repartirlo, mejor o peor lo sabemos hacer todos. Pero para repartirlo, primero hay que crearlo. Pero de ello, lo digo con pesar, los protagonistas de la huelga no se preocupan o por lo menos no se ocupan. Y ese, es el problema. El principal problema y la razón de que esta huelga del día 26, y a los hechos me remito (hay un montón de gente ixil-ixilik en su puesto de trabajo) no este siendo tan secundada. Porque la gente esta muy preocupada.

Ya que como me decía una notable empresaria gipuzkoana ayer por la tarde, el problema no es cómo vamos a cerrar el año sino qué haremos dentro de dos semanas.

Ante ello, es evidente de que no hay recetas mágicas, pero teniendo el 21 de octubre a menos de un mes, no está de más que nos fijemos en los programas electorales.

Del análisis a la parálisis de Laura Mintegi y su continuo “repensando” cual “recalculando” de los malos GPS que no te llevan a ningún sitio salvo a parar el coche (como está parado el coche de Gipuzkoa desde que lo conduce el Diputado General Martin Garitano), pasando por las recetas ya vistas y sufridas del Lehendakari López (como a otros con anteriores Lehendakaris, la merecida crítica no nos hace olvidar el respeto hacia máxima institución de nuestro país) y su hasta ayer, y quien sabe futuro siempre y cuando les den los números, Antonio Basagoiti, me quedo con lo dicho por Iñigo Urkullu las pasada semana en Bilbo.

El único, con propuestas concretas contra la crisis. El único que se compromete con una batería que supera los 600 compromisos. Ya que decía con respecto a la crisis económica y la política fiscal, “el sistema tributario que debemos perfilar debe asentar sólidos pilares que garanticen un óptimo equilibrio entre los ingresos y gastos públicos. Y, además, facilitar un escenario que propicie la reactivación de la economía, la generación de riqueza y la recuperación del empleo (…) Es por ello imprescindible acometer en primer lugar una reforma del Concierto Económico que pretenda, como objetivo primordial, la ampliación de las competencias de los Territorios Históricos ampliando sus capacidades”.

Aquí está una de las claves de la cuestión. Es el momento de la defensa del Concierto Económico, de su reconocimiento en el marco de la UE, de su conservación, modificación y desarrollo con nuevas incorporaciones y concertaciones, como la del IVA. Es el camino a seguir. Lo que pretenden en Catalunya y ya lo tenemos aquí. Para que podamos avanzar hacia un modelo propio de desarrollo económico y social. Un modelo asentado sobre dos patas. La competitividad y la cohesión social. La creación y la redistribución de la riqueza. Porque somos un Pueblo solidario con el que más sufre.

Es la prioridad en este momento para que no se rebasen las líneas rojas de la defensa de la Euskadi social: sanidad, educación y prestaciones sociales para que nadie se queda en el camino. Es el momento de la defensa del Concierto, del dialogo, del pacto y de un nuevo marco de convivencia con España. Sin subordinaciones. En pie de igualdad. De un nuevo status político para Euskadi en la línea del Concierto Económico. De una Euskadi, nación en Europa. Si hay voluntad política es posible. La propia Constitución reconoce los derechos históricos y contempla su actualización. El problema no es la Constitución, sino su interpretación. Antes o después estoy convencido de que será posible, porque las cosas, se solucionan hablando y negociando.

Porque, por mucho que no se reconozca por algunos-esperemos que lo hagan antes de que lo han hecho con la figura del Lehendakari Agirre y de su gobierno de concertación donde se encontraban todos los colores de la democracia independientemente de su sentir identitario (me abstengo de comentar lo que me produjo aquella foto en el Carlton emulando a nuestro primer Lehendakari que en relación a la violencia entre otras cosas dijo aquello de “ Ah!, pero tampoco la injusticia habrá de ser nuestro patrimonio. Ni inmunidad para aquellos, sean quienes sean, que tengan sus manos manchadas con el dolor y sangre de tantas victimas, ni venganzas que con su estela de rencores no puedan sino aumentar el dolor ya causado. Podemos decir esto los hombres que representando al país auténticamente, tenemos limpias nuestras manos, como los tiene todo nuestro pueblo sano y generoso. El que cometió crimen no es digno de llevar el nombre de vasco”)- acertamos hace 30 años con el Estatuto y el Concierto y acertaremos también ahora. Y sin ningún tipo de complejo respecto a la izquierda abertzale. Ya vendrán. Esto es, con los pies en el suelo-pero como bien dice Iñigo Urkullu-caminando.

Esto es, también trabajando en este día de huelga. Pensando entre otras cosas, porque me lo acaba de mandar un amigo que vive en Israel, sobre el siguiente titular: “En España se invierten 200 millones anuales en capital riesgo; en Israel, más de 1.500 a pesar de que España sea seis veces mayor en población que Israel”. No tengo el dato de Euskadi. Pero estas son las cosas de las que nos tenemos que preocupar. Y ocupar.

Con los instrumentos que tenemos en nuestras manos. Con las “estructuras de Estado” como es el Concierto Económico que demanda Artur Mas. Aquí lo tenemos y lo tenemos que exprimir, para entre otras muchas cosas proteger, impulsar y ayudar al emprendedor, al pequeño y mediano empresario. Al que sufre, suda y crea empleo. De ellos y ellas nos tenemos que ocupar. Con facilidades, bonificaciones y menos burocracia administrativa. Para que por falta de ayudas no se marchite ninguna iniciativa empresarial. Esta tiene que ser, aquí y ahora, nuestro primer reto. El de todos. También de los que han convocado la huelga de hoy-porque a diferencia de lo que me decía una sindicalista hace muchos años- todos, y digo todos, estamos en el mismo barco y obligados a remar en la misma dirección. Es la primera lección que tenemos que extraer de la crisis. Todos estamos buscando la salida pero si no lo hacemos juntos, nunca la encontraremos.

Egun ona izan!

0 comentarios:

Publicar un comentario