viernes, 7 de mayo de 2010

Repartir rosas y contar mentiras

ASIER ARANBARRI URZELAI Portavoz de EAJ/PNV en Juntas Generales de Gipuzkoa

Tanto hablar de planes anticrisis produce en algunas personas un efecto de amnesia que bien merece una respuesta. Me refiero a las últimas declaraciones de la parlamentaria socialista Susana Corcuera, realizadas mientras repartía rosas en el mercado de San Martín. Ante la masiva presencia en los medios de Patxi López para decir, ni más ni menos, que estamos mejor que hace un año, ha querido salir a la palestra para echarle un capote. Lo malo es que lo ha hecho sin mirar la hemeroteca. Se ha quedado con la falsa idea de que López ha creado 10.000 puestos de empleo. Puestos contabilizados gracias a acuerdos con ayuntamientos para contratar durante seis meses a personas desempleadas y puestos creados por dotar de subvenciones directas a la contratación en el sector del comercio. Señora Corcuera: no se deje llevar por los números. Los planes anticrisis hay que diseñarlos con la suficiente antelación para que calen –como hizo el ex lehendakari Ibarretxe en 2008 junto a las tres Diputaciones, cuando a Zapatero todavía el nombre de Standard Poor’s le sonaba a caja de bombones- y sobre todo, hay que hacerlos con cabeza, para no salir trasquilados. Mientras que las tres Diputaciones junto con el Gobierno Vasco, en el marco de Euskadi Aurrerantz, tenía prevista y presupuestada una inversión de 1365 millones de euros para el 2009, el plan de López contempló sólo 367 millones. El gobierno de López se ha limitado a irrumpir en el escenario económico con planes Renove y ayudas a empresas que ni siquiera han sido agotadas. No ha previsto inversiones significativas ni en materia de innovación ni en la internacionalización del tejido empresarial vasco. Aunque las futuras elecciones apremian los cuerpos y las bocas, hace falta una mayor seriedad y humildad para dar la cara y hablar de gestión económica, cuando a este lehendakari y a su séquito lo único que le ha interesado en estos doce meses es aniquilar todo símbolo y sentimiento identitario. Ni estrechando la mano a Lula consigue adquirir un liderazgo claro, pero aun así, Corcuera no tiene reparos en atacar el plan anticrisis de la Diputación Foral. Es, desde luego, falta de elegancia cuando el primer responsable de gestionar la economía es el Gobierno Vasco. Sin embargo, la Diputación de Gipuzkoa ha tirado sola. A López se le ha ido el tiempo pensando en construir un parador nacional en Urdaibai y recreándose con el nuevo San Mamés. No se trata de ganar o de perder, si no, de sacar a la gente del agujero en el que está metida. La diferencia con el plan anticrisis de la Diputación es que se elaboró en base a unas líneas estratégicas dirigidas a mantener la inversión, contener el gasto corriente, incrementar el gasto social y mantener la solvencia financiera aprobando una partida de 100 millones de euros para, entre otras cosas, diseñar planes de rescate y reestructuración de empresas, lanzamiento de nuevos productos y la internacionalización del sector empresarial para ganar en competitividad. Lo de que “Olano se ha dedicado a repartir tres míseros millones” en palabras de Corcuera es sencillamente mentira. Quiero pensar que ha sido un lapsus porque el plan foral está dando sus resultados. No en vano, somos la comunidad con menor tasa de desempleo. ¿Cómo se entiende eso señora Corcuera? Y es que repartir rosas y gestionar la economía son incompatibles. De la crisis se sale impulsando la innovación, una política fiscal progresiva y una política social sostenible. Y la Diputación está a ello. Como está, por ejemplo, luchando para que la sede de Tecnalia se quede en Miramón. Desde las Juntas Generales de Gipuzkoa, Hamaika Bat y EAJ/PNV han presentado una propuesta no de ley instando a las instituciones correspondientes la importancia y la necesidad de que Tecnalia se quede en territorio guipuzcoano al amparo de otras grandes iniciativas como son Nanogune, Donosita Physics Center, Biomagune o Tourgune, por citar algunos ejemplos. Lo dicho. Más humildad porque 30 años de gestión no se aprenden en 12 meses ni con el mejor power balance.

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lunes, 3 de mayo de 2010

Más formación para reducir ese 8,95%

ASIER ARANBARRI URZELAI Portavoz de EAJ/PNV en Juntas Generales de Gipuzkoa

Dice Eduardo Galeano, como buen intelectual de izquierdas que es, que en el mundo de hoy nadie puede detenerse. “Hay un pánico, si paras, te pasan por encima. A veces, hay que parar para poder seguir andando”.

Lamentablemente, es tarde para parar. Al menos para Occidente. Nos hemos acostumbrado en exceso al tener, al recibir. Somos como un niño grande que nunca ha sido frustrado por nada. Una auténtica bomba de relojería. Sólo un gran consenso a nivel de estados, como nunca visto, podría darle la vuelta a esa situación. Si no, -y suena duro desde una perspectiva utópica- a seguir andando. Y es que no hay que olvidar que vivimos como vivimos porque no hemos parado. Los vascos no hemos parado. Y seguimos sin parar. Y la sociedad no quiere parar porque quiere vivir como vive. Los balances trimestrales sobre desempleo nos pillan trabajando. Al menos, a mucha más gente que en otras comunidades. Gipuzkoa ha registrado un 8,95% de paro durante los primeros tres meses del año y Euskadi ha sido la única comunidad en la que ha bajado el desempleo en el mismo periodo. Fue un desayuno con buenos titulares el del pasado 1 de mayo, Día Universal del Trabajador. Porque aunque detrás de ese 8,95% haya personas, familias, que están racionalizando su arroz, los datos invitan a la esperanza. Claro que no se puede parar. Sencillamente, porque corremos el riesgo de que Francia y Alemania, o los países emergentes, no tan acostumbrados al tener y al recibir, nos pasen por encima, y seamos nosotros quienes tengamos que hacer la maleta con un visado entre los dientes. Sin jet lag. Sin cámara de fotos al cuello y con un álbum familiar entre manos. La falta de trabajo aprieta y ahoga. Más a un padre de familia. Por ello, al hilo del 1 de mayo, lo primero que hay que reivindicar es trabajo para todos. Porque si no hay trabajo, tampoco se puede hablar de derechos ni de repartos justos.

Suelo decir que la mejor política social es una buena política de empleo. Y en estos momentos una buena política de empleo tiene relación directa con la formación. Los vascos somos gente emprendedora, decidida, dispuesta a arrancar una y otra vez. Pero los tiempos han cambiado. No podemos competir con precios. El mundo es un animal feroz. Tenemos que ganar la batalla con el conocimiento, con el saber. Necesitamos trabajo cualificado. Es tan sencillo como que no puedes elaborar Coca-cola si no conoces su fórmula. Lo que vale es el saber. Por eso, tenemos que hacer un esfuerzo por aunar sinergias entre instituciones, empresas, centros de formación y universidades, precisamente, para poner en valor nuestra capacidad formativa y sacarle todo el jugo posible. No vale con repartir ayudas a desempleados, porque se convierten en desempleados crónicos. Hay que formar al desempleado para que tenga la oportunidad de volver al mercado laboral lo antes posible, porque lo que hace falta es gente cualificada. Cuando las aguas vuelvan a su cauce, habrá trabajo. Pero no cualquier trabajo. Las empresas necesitarán gente cualificada y si no la hay aquí, buscarán fuera. Y todo eso, amigo Galeano, no se hace estando parado y sin pensar, pero hay que pensar mientras se anda. Ese 8,95% de guipuzcoanos no quiere que nos paremos. Y menos para celebrar nada.

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