miércoles, 2 de febrero de 2011

Casi iguales


¿Hasta qué punto es inagotable la creatividad humana? Se ha inventado todo ya. Y todo lo que no encuentres en Eroski o Media Markt , lo tienes en Internet, el ultramarinos cibernético donde menos bacalao al pil-pil puedes pillar todo y a granel. Tecleas el número de visa y en 48 horas te tocan el timbre de casa. En lugar del motorista con casco puesto, cara de “¡qué envidia me das!” y pizza en mano, te saluda un mensajero de MRW para echarle un autógrafo, esta vez con cara de “¿qué esconde el paquete?”. Pues uno de esos con cara de preguntón le hizo entrega el otro día de una pequeña caja a una amiga mía. Tiene planeado un viaje a la India, de esos de “no más de cinco euros de gasto al día”. Lo que quiere decir que un viaje de mes y medio dura el doble por el tiempo que se pierde en regatear y en buscar una hamaca en la que te pueden rozar las cucarachas. Pero tiene, tenía, otro problema. Te puedes encontrar con baños en los que prefieres que se te estalle la vejiga a hacer uso de él. Pero el mensajero de turno le ha traído la solución muy bien envuelta. Un accesorio higiénico que, según el folleto, evita las posiciones acrobáticas en ese tipo de situaciones. Vamos, un invento “100% natural y biodegradable, y muy fácil de usar” para que las mujeres meen de pie. Y parece que es también ideal para las mujeres embarazadas o con hernias. La igualdad real –la teórica ya existe- entre hombres y mujeres está muy pero que muy cerca. ¿O no?

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