Declaración Institucional por la quema de 12 contenedores

Esta madrugada varios desconocidos quemaron 12 contenedores de basura en Azkoitia.

Una vez más, el Ayuntamiento considera intolerables y totalmente fuera de lugar este tipo de actos de kale borroka y quiere subrayar que estas acciones van directamente en contra de los azkoitiarras, además de suponer un gasto considerable que acaban pagando todos los ciudadanos. Y es que el gasto de la adquisición de otros 12 nuevos contenedores ascenderá a 13.000 euros.

A través de este comunicado, desde la Junta de Gobierno queremos expresar nuestro rechazo más absoluto y condenar rotundamente este tipo de acciones absurdas que van en contra de nuestro pueblo y de todos los azkoitiarras que vivimos en él. Asimismo exigir a todos los partidos políticos, colectivos y movimientos que condenen este tipo de actos que atentan directamente contra la democracia.

En Azkoitia, a 17 de agosto de 2010.

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Gaur goizaldean, ezezagun batzuk, 12 zabor-edukiontzi erre dituzte Azkoitian.

Beste behin, Udal honek, kale borroka ekintza hauek onartezinak eta tokiz kanpokoak direla deritzo; zuzenean, azkoitiarren aurka doazen ekintzak direla azpimarratuz. Amaieran, herritarrek ordainduko duten gastua dela gaineratu nahi luke; kontutan hartuta, beste 12 edukiontzi berri erostea, 13.000 euro kostatuko dela.

Komunikatu honen bidez, Gobernu Batzordetik gure gaitzespena adierazi nahi dugu eta ekintza zentzugabe hauek kondenatu nahi ditugu; gure herriaren eta bertan bizi garen azkoitiar guztion aurka doazen ekintzak baitira. Halaber, partidu politiko, kolektibo eta mugimendu guztiei exijitzen diegu, modu honetako ekintzak kondenatu ditzatela, zuzenean demokraziaren aurka doazen ekintzak baitira.

UDAL GOBERNU TALDEA

Azkoitian, 2010eko abuztuaren 17an.

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La cosa va de sardinas

ASIER ARANBARRI. Portavoz de EAJ/PNV en Juntas Generales

Me llama una amiga desde las tierras gaditanas, mientras se zampa una paella en una de las terrazas en las que –según me cuenta- hay cerca de los 38ºC. Algo que desde aquí me cuesta imaginarme. ¿Podemos convertir el siri-miri en un elemento de marketing turístico? Para que luego nos metan en el mismo pack de turismo “sol y playa” con el I need Spain…
Sigo escuchando a mi amiga: “Lo único gratis es quejarse. Aquí todo el mundo se queja, de que la ración de sardinas es de cinco y no de seis, de que se ha acabado el salmorejo cuando es casi la hora de la siesta, de que la cervecita no está demasiado fría… el gesto más habitual es el de levantar la mano para meterse con la profesionalidad del camarero o del chiringuito en cuestión. Claro, como pagan…”. Y sigue: “Ya sé por qué los políticos tenéis tan mala fama en las encuestas. Como pagamos los impuestos, nos creemos que estáis a nuestro servicio. Y claro, levantamos la mano y…”. ¿Y?, pregunto. “Pues, que no estáis”. Sí que estamos. Pero la política no está al servicio de la ciudadanía para que su vida diaria se vuelva más cómoda. Sí para mejorar su calidad de vida, y eso implica que en lugar de levantar la mano para pedir, juntos tenemos que trabajar codo con codo, siendo selectivos, racionales y coherentes a la hora de reclamar o mejorar una gestión. Un articulista se refería el otro día a “políticos-criado”. Cuanto más se asuma y se interiorice ese concepto más se empobrece una sociedad, porque se ve a sí misma como un agente pasivo y con un cada vez más limitado poder de intervención. Y sí. Es característico de esta vorágine del consumismo en la que vivimos, que lo queramos todo y ya. No dentro de un rato. Ya. En bandeja y sin tener que sudarlo. Pero en política con pedir no basta. Los partidos políticos podríamos también pedir el oro y el moro a quienes estén gobernando. Es más. Da la impresión de que es entonces cuando más se está haciendo por el pueblo. Pues no es así. Nos votáis para actuar con responsabilidad y tomar decisiones. No para acatar órdenes sin ton ni son, lo que para algunos sería un ejercicio democrático de participación ciudadana. Nuestra labor es gestionar. Claro que, pasa como con las sardinas. Que vienen cinco y en la mesa somos seis.

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