jueves, 14 de octubre de 2010

Hay cosas que no pueden esperar

“Que ninguna iniciativa empresarial se malogre por falta de suelo industrial”. Es el lema que, como Ayuntamiento de Azkoitia, compartimos con Urola Erdiko Industrialdea. Justo hoy acabamos de inaugurar el polígono Oinartxo con la presencia, entre otras autoridades, del viceconsejero de Innovación y Tecnología, Juan Ignacio Goicolea, el Diputado General Markel Olano y el Director General de Sprilur, José Manuel Iturrate. Hemos inaugurado una superficie edificable de más de 50.000 m2 y una inversión total de 26 millones de euros. Me permito decir que Azkoitia es uno de los municipios con mayor superficie de suelo industrial público por habitante. No es una casualidad. También fue uno de los primeros municipios en adherirse al programa Industrialdeak. Corría el año 1984. También entonces se vivía una época de crisis. El entonces alcalde Roman Sudupe tenía claro que el deber de las instituciones era ayudar a las empresas. “Antes industrias que aceras” decía. Durante las legislaturas siguientes, sus homólogos posteriores, siguieron pensando que los jardines podían esperar. Y siguiendo su línea, “para repartir, primero hay que invertir y crear riqueza” digo yo. No hemos abandonado esos principios. Y desde entonces, Urola Erdiko Industrialdea ha gestionado más de 128.000 m2 netos de suelo industrial en la comarca, dando empleo a más de mil trabajadores en sus 94 empresas. Las cifras siempre son frías, las fotografías de autoridades cortando cintas, también. Pero detrás de esas imágenes hay que ver otras como las de tantas y tantas familias con una calidad de vida envidiable gracias a un empleo y a un sueldo. Pero eso hay que buscarlo y trabajarlo. Quien opina que las instituciones apoyamos una política neoliberal y defendemos la patronal por pura hipocresía, está en un error. Lamentablemente no todo el mundo tiene capacidad para crear empleo. Y como empleo necesita todo el mundo, desde las instituciones, dar facilidades a las empresas supone salvaguardar el sueldo de muchos y muchos a final de mes. No hace falta hablar de la caña de pescar. Lo primero que hace falta es gestión de suelo para que las empresas tengan su sitio para desarrollarse.  Luego estar a su lado para detectar sus necesidades y volver a ver cuál puede ser el camino para ayudarles. Y por supuesto, todo el esfuerzo institucional se quedaría en nada sin el carácter emprendedor de este país, otro valor que hemos de cuidar y preservar. Son los emprendedores quienes ponen su pasta y se arriesgan. Si eso falla, esto se desmorona. Nuestra principal materia prima son las personas. Y, como siempre digo, la mejor política social es una buena política de empleo. Y por supuesto, dejar de estar con los brazos cruzados. 

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Ni nombrarla

Las buenas películas no se acaban al salir del cine. Seguimos dando vueltas a una imagen, a una frase o a un gesto. Desde hace dos días estoy igual. José María Ruiz Urchegui, el que fue secretario general de Adegi, ha decidido prescindir de escolta. No entraré a juzgar si es una decisión responsable o no. Después de 14 años sin haber dado un paso sin compañía, creo que está en su derecho de tomar sus propias decisiones. Pero no fue su decisión lo que más me hizo pensar, si no, una frase que leí en su carta. Decía en ella que “jamás volverá a utilizar el término ETA para nada” y que desea que nadie lo utilice en su presencia. ¿Se imaginan ustedes una  Euskadi en la que los periódicos omitan el nombre de ETA al igual que los informativos de radio y televisión?; ¿Se imaginan una Euskadi en la que ni en los bares, ni en las universidades, ni en los supermercados,  ni en las oficinas se pronuncien las siglas de ETA?; ¿Se imaginan una Euskadi ciega, sorda y muda ante el término ETA?; ¿Se imaginan una Euskadi en la que obreros, dentistas, estudiantes y camareros boicoteen y hagan un tabú de la expresión Euskadi ta Askatasuna?  Es justamente lo que ha hecho Ruiz Urchegui lo que tiene que hacer la izquierda abertzale: romper con  ETA.

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