viernes, 8 de abril de 2011

Pasaia: empieza la cuenta atrás














“¿Qué es mejor? ¿abrir un bar en una calle desierta o en una calle de poteo llena de bares?” me dijo un pasaitarra que lleva más de cuarenta años trabajando en uno de los puestos directivos del puerto, al preguntarle si Euskadi se puede permitir el lujo de mantener dos puertos. “Gipuzkoa es el único sitio donde se ha cuestionado la ampliación del puerto, cuando es lo que se ha hecho en todas partes. ¿Qué pasaría ahora si Baiona dijera que va a ampliar el puerto? Nos quedaríamos sin nada. Es lo que le ha pasado a Algeciras con Tánger. De ser el primer puerto de España ha pasado a ser el tercero. Aquí, en Euskadi, somos fuertes siendo complementarios. Y sí, hay mercado. Hay capacidad de desarrollo, pero en Pasaia falta espacio”.Complementarios y competitivos, porque las empresas de Pasaia saben bien que tienen que ofrecer un valor añadido y un mejor precio para mantener su tráfico.

En cualquier caso, atrás quedan las dudas y los debates. Con la firma del protocolo para la regeneración de la bahía por parte de la Diputación de Gipuzkoa, el Gobierno Vasco, el Gobierno de Madrid y la Autoridad Portuaria de Pasajes, comienza la cuenta atrás de un proyecto que se está alargando en exceso.

Es una fotografía desconocida para muchos. Las grúas desplazando bovinas, estivadores enganchando cadenas, barcos que entran y salen, montones de chatarra como si fueran esculturas… una visita a Pasaia es la mejor clase de economía para conocer una parte importante de la industria guipuzcoana.
Según datos del puerto, en 2010 se han movido cuatro millones de toneladas métricas de mercancía, con un crecimiento de casi 11% respecto al ejercicio anterior. Para hacernos una idea, el tráfico de coches fue el año pasado de unos 250.000 vehículos.

Por lo tanto, estamos hablando de cifras significativas que generan muchos puestos de empleo, tanto directos como indirectos. Una de las grandes ventajas con las que cuenta son sus comunicaciones, como la línea Madrid-París, razón por la que mueve las toneladas de coches que mueve. Sin embargo, el puerto tiene que tener un mayor potencial económico que llegará con su ampliación. Ejemplo de ello es que, entre otras cosas, al no tener ahora tanques o manguera para líquidos, todos los impuestos por combustible se quedan fuera de las arcas de Gipuzkoa. Hacienda, que somos todos, será uno de los beneficiarios de la ampliación del puerto por las aportaciones del sector energético.

Y sobre todo, será un elemento clave para la buena salud de sectores maduros como la siderurgia que siguen teniendo un largo recorrido a pesar de esta crisis de la que no se libra nadie. Tanto la regeneración de la bahía como la ampliación del puerto son intervenciones que hacen que Gipuzkoa sea más, aunque tengamos que alzar la mirada de vez en cuando, porque, como dice mi amigo, “aquí somos fuertes siendo complementarios”. Y competitivos, claro.

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jueves, 7 de abril de 2011

Escuela de valores: el chip del emprendedor

Hay dos clases de personas: los que están de pie antes de que suene el despertador y los que se pasan la vida esperando a que suene la alarma para acatar su pequeña condena diaria arrastrando sus pies y cargando con su cerebro, ese pequeño y desconocido órgano de algo más de un kilo que no para un segundo. ¡Qué gran alivio si esa masa de sesos funcionara como uno de esos robots limpia alfombras, que hacen todo por sí mismos y sin pedir cuentas a nuestra conciencia! “Con una vida profesional tan activa, ¿no hay días en los que preferirías vivir de etiquetar latas de sardinas?”, le pregunté a un señor que lo había conseguido casi todo en la vida a base de esfuerzo. “Prefiero dedicarme a cosas que me quitan el sueño a hacer cosas que me dan sueño”, me dijo. De pequeño, le tocó pelear por cada croqueta en una familia de demasiados hermanos. Por aquel entonces, no se hablaba de valores. Se predicaba con el ejemplo. El respeto a los padres, profesores y personas mayores tampoco se discutía. Ahora que no nos hace falta contar croquetas ni hermanos, vemos que algo no funciona. Hemos confundido conceptos y hemos hecho de la “libertad”, mal interpretada, un ejercicio de blandenguería y relativismo, cuando libertad es poder decidir. Decidir con responsabilidad. Y responsables o no, hemos hecho que nuestros adolescentes sueñen una y otra vez con ser funcionarios: “para vivir bien”.Aun así, soy de los que piensan que vamos a mejor y no de aquellos que continuamente suscriben que antes éramos mejores y teníamos más valores. Lo mismo decían nuestros abuelos con respecto a nuestros padres y nuestros bisabuelos con respecto a nuestros abuelos. Y mientras la vida sigue.

Pero sí es verdad que muchos jóvenes ya no quieren ser médicos, ni arquitectos, ni abogados. Les suena a ratón de biblioteca. Mucho menos, camioneros, torneros o panaderos. Les suena a pobre. Casi a indigno. Vivir bien es otra cosa. Básicamente es gastar. Despilfarrar. Se van extinguiendo ciertos gremios y algunas costumbres. Ya los chavales han dejado de ir de portal en portal vendiendo boletos para hacer el viaje de fin de curso. “Que mi hijo tiene que mendigar para vender las papeletas, pues se las compro todas y se acabó”. De un tacazo. “Que mi hija necesita trabajar los veranos de camarera para sus caprichos, pues me quedo yo sin vacaciones de Semana Santa y se acabó”. El problema es que con cada “san se acabó” los padres firmamos un futuro de frustraciones para esos chavales que nunca han escuchado un no. Y luego viene la tan paternal frase de “les hemos dado todo y …”

Si la sociedad, que somos todos, no se impregna de la cultura del esfuerzo, pierde músculo, firmeza. Se vuelve vulnerable, débil, se arrastra, incapaz de correr. De los que un día pasaron hambre está lleno el círculo de triunfadores. Y eso no ha cambiado. Hoy en día, el emprendedor no lo es por casualidad, lo es por necesidad. Si no hay necesidad, no hay esfuerzo, no hay emprendedor, no hay empresa, no hay inversión ni negocio, no hay trabajo, no hay sueldo. Alguien dijo que lo importante no es hacer cosas nuevas, sino hacerlas como si nunca nadie las hubiera hecho antes. Para cuando unos van, otros vuelven. Nos cruzamos en el camino con chinos, indios, rusos… Ofuscados en nuestra comodidad, no les vemos venir. En realidad, para vivir bien tenemos que esforzarnos más. La generación que nos precede no lucía bíceps de gimnasio, pero eran perchas esculpidas de sol a sol. Bien, ni tanto ni tan calvo, podríamos decir.

Precisamente, para intentar darle un vuelco a esta situación, hemos puesto en marcha Baloreen Eskola o la Escuela de Valores. Un proyecto que nace con poco dinero y con grandes perspectivas de abrir un cauce para el diálogo, para la reflexión, para una actitud positiva y emprendedora ante la vida, con el fin de generar un activismo emprendedor. Si algo bueno nos ha traído la crisis es precisamente un mayor movimiento por crear fórmulas de autoempleo o exitosos intentos de reconversión de empresas en cooperativas en las que el trabajo y las personas priman por encima del capital. Es ahí donde se ve el gesto solidario de la sociedad vasca y el potencial que seguimos teniendo como pueblo y sociedad. Pero, claro, hay que cuidarlo. Necesitamos una mayor unión de sinergias entre centros educativos, universidades, empresas e instituciones. Para que la cosecha sea rentable, hace falta sumar formación, buenas comunicaciones, inversión en innovación y valor añadido, y sobre todo, mucho esfuerzo y muchas ganas de complicarnos la vida.

Baloreen Eskola pretende dar una respuesta lo más enérgica posible a todo ello. En definitiva nace para fomentar el valor del esfuerzo, del emprendizaje, del saber hacer. De todos esos valores de los que nunca se ha tenido que hablar hasta que los hemos visto tambalearse.
La Escuela, en la que figuran como socios fundadores, la RSBAP, los Jesuitas de Loyola y la Fundación Loiola Berrikuntza arrancará su trayectoria con la participación también de diferentes Ayuntamientos y centros escolares con las que desarrollará su primera experiencia piloto. No es pues, un proyecto comarcal ni político, sino social. Su tamaño será directamente proporcional al deseo de participación de diferentes asociaciones o de ciudadanos de aquí y de allá . El único requisito es ser del tipo de personas que están de pie antes de que suene la alarma del despertador. O de los que están dispuestos a ello. Beti aurrera!

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