viernes, 10 de junio de 2011

Extrañas parejas

No sé si la vida está llena de anécdotas o son las anécdotas las que componen las secuencias de nuestras vidas. En cualquier caso, discrepo de eso de “Dios los cría y ellos se juntan”. Son las situaciones las que nos unen. Los escenarios, los contextos. Si vas al parque con los niños acabas conversando o discutiendo con otro padre. Por lo tanto, los parques unen, los ascensores unen, las salas de los médicos de cabecera unen, las barras unen, las estaciones de tren unen… Y la cárcel, donde se ven extrañas parejas. Es un joven del Goierri, detenido en una de las operaciones contra SEGI, quien le ha enseñado a jugar al mus a Correa, el cerebro de la trama Gürtel. Al parecer, ha necesitado tres meses para pillar el juego. No sé si su joven maestro de los naipes le llamará Patxi, Paco o Francisco. Pero las cartas les han unido. En algún húmedo agujero de Soto del Real. Claro que, el pijo ya tiene un pie fuera de la prisión. Supongo que estos días más que jugando a cartas estará tramando cómo hacerse con los 15 millones que necesita para pagar la fianza y volver a veranear en Marbella. Las cartas unen. Pero sigue siendo el dinero, la pasta, como diría Paco, la que sigue moviendo el mundo. Mientras, si se puede jugar al mus con extraños que dejan de ser extraños al compartir el primer bocado de bocata, mucho mejor.
Y hablando de paz y normalización política, ¿cuándo veremos a un miembro de la izquierda abertzale jugando al mus con un representante del PP? También puedo hacer la pregunta al revés. ¿Cuándo veremos a un representante del PP compartiendo mesa con un militante de la izquierda abertzale?
Tiene que haber muchas extrañas parejas en Euskadi, porque la paz no se hace suscribiendo documentos, sino compartiendo situaciones y escenarios.

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