viernes, 25 de marzo de 2011

Sortu

La verdad que no tenía intención de escribir una línea sobre Sortu. No seré
yo quien les haga propaganda gratuita si no es para darles la bienvenida a
la senda democrática en la que unos llevamos decenios pero la verdad es que
igual por mi formacion jurista el cuerpo me impide estar callado frente a
esta ultima resolución del Supremo.

Sinceramente no me esperaba una votación tan reñida de 9 a 7 en el Supremo.
Hay que reconocer la buena labor jurídica realizada por parte de Sortu en
cumplimiento de la legalidad española y en especial de la Ley de Partidos.Pero sinceramente lo que uno no llega a entender en un pais democrático (no
es el momento para discutir al respecto) es que tenga que ser Sortu quien
tenga que demostrar que no esta ligado a ETA. Según parece es la base
argumental de los magistrados que se han posicionado en contra de la
legalización de Sortu. Por que la verdad es que en un sistema de garantías
judiciales la base del mismo es la presunción de inocencia teniendo que ser
los magistrados del Supremo quienes tienen que demostrar la ligazón de Sortu
con ETA y no al revés. Es la esencia de la democracia. Ahora será el
Tribunal Constitucional que tenga que enmendar la plana a los 9 magistrados
del Supremo, aunque solo sea para que el Tribunal de Estrasburgo no le saque
los colores. Tienen plazo hasta el 18 de abril. Si hay voluntad lo pueden
hacer. Si no es así, será una sentencia pero nunca será justa.

A partir de ahí dos lecciones. Una, que después de vivir 30 anos
aparentemente ajenos a la legislación española , Sortu se sirve de la misma
para defender su participación en unas elecciones que hace 30 anos eran la
vía legitimadora del Estado opresor. Por tanto, lecciones las justas. Dos,
aún y todo, es el momento de ser generosos fuera de cortoplacismos
electorales. La izquierda abertzale tradicional tiene que estar en las
elecciones en igualdad de condiciones que el resto de partidos. A partir de
ahí pelearemos democráticamente sin que nadie cambie las reglas de juego una
vez se haya iniciado la partida. Es la única forma de pelea. Parece que
Sortu lo ha entendido.

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Fusión a tres
















Anoche un tertuliano de radio hizo una definición bastante acertada de lo que es una fusión fría de las Cajas de Ahorros. La comparó con la unión matrimonial. La fusión fría sería algo así como hacer una separación de bienes, de modo que cada cónyuge se queda con su cartera, es dueño y señor de lo que ahorra y despilfarra, y la titularidad de sus cuentas se corresponde con su nombre. Ahora bien, eso no quita, por ejemplo, para que ambos pongan sus chiquitas en un proyecto común con participación según inversión y con ánimo de lucro. Por el contrario, la fusión caliente sería como compartir una hucha común. El cerdito más grande se puede comer al pequeño, o sus propietarios pueden decidir comprar un nuevo cerdo y bautizarlo con un nuevo nombre para que eche a andar.

Al final, las tres entidades vascas han acordado crear una marca bancaria, al igual que ha hecho Caixa con Caixabank, lo cual no deja de ser una noticia histórica. El apretón de manos a tres que no se dieron Carlos Etxepare, Xabier de Irala y Gregorio Rojo, lo protagonizan Xabier Iturbe, Mario Fernández y Carlos Zapatero seis años más tarde en un escenario diferente. Por aquel entonces, el sector inmobiliario no había dado aún el frenazo definitivo y las cajas adaptaban su oferta de crédito a la demanda, lo cual ha ido generando una situación que pide una solución urgente a gritos, bien sea mediante fusiones tradicionales, bien sea por medio de la constitución de un SIP, como ha sido acordado por Kutxa, BBK y Caja Vital. Además, lo han anunciado como un primer paso para avanzar en dicho proceso de integración. Ahora tendrán que negociar con qué porcentaje del banco se queda cada caja, qué deja y qué no deja cada una en manos del SIP. En principio, han anunciado que trasladarán todo el negocio financiero, incluyendo el territorial. Según los datos del Banco de España, sólo Bankia, la Caixa, Banco Base y Unicaja + Caja España estarían por delante de este nuevo banco, aunque quede lejos del primero en el ranking con más de 344 millones de euros.
En cualquier caso, está claro que un grupo que suma más de 78.000 millones de euros en activos, incluyendo los de Caja Sur, puede aspirar a operaciones financieras más golosas por ganar en tamaño. Además, la cercanía territorial también es un factor que puede favorecer su eficiencia.
Pero serán las asambleas generales quienes aprueben o desaprueben la decisión de este triunvirato, a quien hay que otorgarle el mérito de sentarse a negociar y salir con un acuerdo bajo el brazo. Una fusión a tres. Que casi se nos escapa otro tren…

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martes, 22 de marzo de 2011

El ejemplo nipón
















Sin levantar la cabeza tras el devastador terremoto y el trágico tsunami, mientras contiene el aliento, la sociedad nipona se muestra ante las cámaras, serena, respetuosa con el prójimo, obediente y solidaria. No hay imágenes de saqueos para las primeras planas; ni gritos desesperados, ni protestas por lo ocurrido. Intentan mantener la normalidad y cumplen órdenes, ante la advertencia de que el yodo de las farmacias se ha agotado. Las lágrimas del director de la Tepco parecen pedir perdón al mundo entero.

La radioactividad alcanza a más alimentos. Los 300 kamikazes que trabajan a contra reloj han logrado avances. Tienen el deber de recuperar los reactores, convertidos en humeantes estructuras mortíferas. Al igual que los pilotos kamikazes que sacrificaron sus vidas por el emperador al grito de “10.000 años de vida al emperador”, los operarios de Fukushima están dispuestos a morir por su pueblo. O al menos, a perderse unos cuantos años de sus vidas. Según expertos, cada uno de ellos absorbe más radioactividad en una hora, que la que puede recibir un técnico de una centrar nuclear a lo largo de toda su vida. Estos héroes se están matando ante los ojos del mundo entero que, perplejo, se le hace ajeno el sentido del deber, y desconocido, el sentimiento de orgullo de los voluntarios japoneses que se prestan a ofrecer sus servicios, a sabiendas de que, en el mejor de los casos, lo que entra por cada poro de su piel le puede amputar su calidad de vida para el resto de sus días.
Para ellos, primero está el NOSOTROS. El YO viene luego. Eso marca una leve diferencia con respecto a los occidentales. El bien común frente al individual, es un principio ético y moral cuya virtud no se le escapa a nadie en teoría. En la práctica, me pregunto, ¿qué hubiéramos hecho nosotros?. Un testimonio de un estudiante que ha tenido la suerte de volver a nuestra tierra, también la suya, declaraba que “en un caso así, Euskadi se hubiera quedado vacía”. Puede que a priori seamos mucho más vulnerables a la hora de percibir el sentido del deber como lo hacen los japoneses. La disciplina y la confianza que han mostrado en su gobierno, en los “samuráis” de Fukushima y en los protocolos de actuación se nos antojan superiores. Pero no podemos obviar el factor de lejanía. Si cada uno de nosotros tuviera a nuestra familia en una radio de 50 km de una central nuclear que vomita columnas de humo a capricho, si hiciera falta, casi todos nos tiraríamos sin dudar a una piscina de combustible. Claro, no sé qué estrategia de resolución de conflictos utilizarían nuestros expertos en caso de tener que elegir a unos pocos para tal misión.
Y si los japoneses tienen motivos para alardear de su sentido del deber, que supera incluso el valor de la vida humana, quien mejor representa el YO en estos momentos, es el sátrapa Gadafi. Mientras unos se matan por salvar su pueblo, otros prefieren morir matando a su pueblo. La opción es clara: nosotros o yo. Que no se nos ponga a prueba.

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