jueves, 21 de octubre de 2010

Derechos + obligaciones = integración

El tema de la inmigración es una de las patatas calientes que tenemos los políticos entre manos. No por ellos, si no, porque hay que activar políticas de integración que exigen a su vez tolerancia y rigidez, políticas, que hoy por hoy, no se dan. Tenemos que ser tolerantes. Sabemos lo que es dejar una familia, un pueblo, un todo, por hambre. Nuestra historia reciente da buena cuenta de ello. Pero también tenemos que ser totalmente rigurosos a la hora de pedir que se atengan a nuestras normas de convivencia. Si no, la integración será siempre un fracaso. Las bolsas poblacionales marginadas irán creciendo y las generaciones futuras, sean de donde sean, seguirán sin mezclarse. Compartiremos territorio, pero no una convivencia normalizada. Por eso es importante tener muy claro que los inmigrantes tienen derechos y obligaciones. Y en este país, esas obligaciones pasan, entre otras, por aprender el euskera y por respetar la figura de la mujer, porque la igualdad no se discute. Es hora de que los órganos competentes tomen más medidas en este sentido, porque desde los ayuntamientos, aparte de una labor sensibilizadota y educativa, poco podemos hacer, pero no podemos permitir ni pisos patera, ni mafias perfectamente estructuradas, que hacen que determinados colectivos estén pidiendo limosna en las calles. La integración exige tolerancia y obligaciones, ambas a la vez. Es la única forma para una feliz convivencia

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