jueves, 22 de diciembre de 2011

EL RECUERDO DE LA NAVIDAD

La Navidad es ante todo una ilusión que se alimenta del recuerdo. Es la vuelta a la niñez, al olor de la intxaursaltsa de la amama, a los villancicos puerta a puerta, a los preparativos de la cena de Nochebuena, a las campanadas en familia o al primer castillo de famobil en reyes. Y a su vez ilusión, ahora ya en la tarea de padres, para ver felices a tus hijos, juntos, alegres y con los ojos mirando al horizonte desde donde vienen el Olentzero y los Reyes Magos. Mirando al futuro.

Y es también en estas fechas cuando uno se da cuenta que en la vida diaria, especialmente en Navidad, tratamos de proyectar el futuro desde el recuerdo. Vamos con nuestros hijos a la Plaza de Gipuzkoa a ver el Belen, paseamos por las mismas calles por los que paseábamos con nuestros padres o nos emocionamos cuando los pequeños nos vienen cantando el “Hator Hator mutil etxera” que aprendimos hace ya algunos años en la Ikastola.

Me venía todo esto a la cabeza cuando veía en la tele a On Joxe Miguel Barandiaran, el gran patriarca de la cultura vasca, hablando del ser humano y su papel en el mundo. Sería un reportaje grabado hace unos 25 años.

Desde su perspectiva de cristiano y vasco, se preguntaba a si mismo que el hombre es un ser consciente de que lo es, "bada gizona" decía, pero que eso no es suficiente, el hombre se tiene que preguntar para que está, "zertarako dago” añadía. Para concluir, que tratando de llegar a la respuesta a esta última pregunta, se encontró con Dios.

Ya que, primero preguntó a sus padres, y estos preguntaron a los suyos y estos a los suyos y así hasta el principio. Llegado hasta Dios, decía On Joxe Miguel, uno le tiene que amar, “maite behar da Jainkoa” decía, ya que ahí está el porqué de su ser y si se le ama a Dios, también el hombre tiene que querer a quienes ama Dios, estos es al prójimo, “lagun urkoari” en palabras de Aita Barandiaran.

Y concluía, esto es para lo que está el hombre en el mundo, “honetarako dago gizona, lagun urkoa maitatzeko”, es decir, para amar al prójimo. Amándolo desde lo que ha visto, aprendido, padecido, asumido, vivido, en definitiva desde lo que ha sido. Y es en esta búsqueda de lo que ha sido cuando On Joxe Miguel Barandiaran se sumerge en el estudio de lo que hemos sido los vascos. Porque evidentemente, ese “zertarako dago gizona” hay que contextualizarlo en el espacio y el tiempo. Se convierte así en el explorador del alma vasca.

Una auténtica filosofía vida, dicha con la humildad y sencillez de los grandes como sólo lo sabía hacer Aita Barandiaran, es la que me ha hecho pensar, en estas fechas de cierto recogimiento y recuerdo, en el porqué de que en tantas estanterías de casas vascas estén sus Obras Completas.

Sencillamente porque ese “zertarako da gizona” de On Joxe Miguel Barandiaran es uno de los principios motores de la cultura vasca. Una sólida base ética y moral de amor al prójimo es la que ha ido edificando el alma política de este pueblo, a lo largo de los tiempos. Desde Aita Larramendi, pasando por Peñaflorida hasta llegar Sabino Arana, uno de los elementos comunes además del amor al País, ha sido el respeto al prójimo, a su vida, a su ser y a su pensamiento. No hay más que leer a la generación de los Agirre, Irujo o Leizaola para corroboralo.

Como bien dice el propio Lehendakari Ardanza en sus memorias, en una cita que tuvo con Juan de Ajuariagerra, este se lo dejó muy claro en relación a ETA y la lucha armada cuando le dijo aquello de " Mira chaval-en referencia a ETA- el que tiene un arma es el que tiene la última palabra y siempre acaba mandando. En nuestro partido nunca van a mandar las armas y vosotros estaréis siempre sometidos a una autoridad civil, nunca militar".

Alguien me dirá, baaah! historias del pasado. Hay que mirar al futuro. Pero el futuro no es más que la proyección de nuestra memoria y un futuro desmemoriado, no es futuro, por lo menos el futuro sobre el que uno decide. Porque es verdad que la libertad total de elección sobre el futuro no existe como no existe la libertad en su integridad, pero si existe el modo de conseguirla, aunque el modo siempre sea un camino sin fin. Y la elección del modo si depende de uno mismo. Y para ello la memoria es fundamental.

Es lo que me vino a la cabeza, cuando escuché el discurso de Iñaki Antiguedad en el Congreso de los Diputados. Era una especie de poner el contador a cero. Nuevos tiempos, nuevas políticas pero sin memoria. No les interesa el pasado. No quieren mirarse a ese espejo. No se quieren retratar. Les da miedo. Por eso miran solo al futuro. Pero un futuro sin memoria no es un futuro libre, porque aunque no se quiera ver siempre estará condicionado por el pasado, si uno no es capaz de mirar de frente a ese pasado, el pasado le sigue como una sombra sin sol.

Y la izquierda abertzale tiene que mirar de frente al pasado. Por muy doloroso que sea reconocer, no ya sólo el error político, sino lo más grave, el error humano, de tantos y tantos años de silencio ante las bombas, atentados y asesinatos de ETA. Es la asignatura pendiente de la izquierda abertzale. La gran asignatura pendiente.

No es una cuestión estratégica o táctica. Es una cuestión de principios, una cuestión humana. Es el “zertarako da gizona” de On Joxe Miguel Barandiaran. Ayer en forma de Dios, hoy en forma de respeto a los Derechos Humanos de todas las personas. Pero no sólo desde hoy, con el contador a cero, sino desde siempre. El futuro se edifica reconociendo los errores del pasado, asumiendo el daño causado y siendo generosos para levantar entre todos este país en el que cabemos todos. Habrá gestos, complicidades, pasos pero la izquierda abertzale tiene uno y grande pendiente: mirar al pasado y destapar su silencio. Su clamoroso silencio.

A partir de ahí avanzaremos. Pero no sólo estratégica y tácticamente. Ese avance lo hemos visto. Desde el silencio de la izquierda abertzale ante el atentado a Aznar, también candidato a Presidente del Gobierno, hemos pasado a ver a Errekondo saludar al Rey de España y a Antigüedad y compañía abstenerse en la investidura de Rajoy. Son pasos, estratégicos y tácticos, pero falta el importante, el paso del principio, pasado, presente y futuro del no a la violencia. Ese es el paso definitivo.

Y aquí el EAJ-PNV tiene un papel muy importante, por respeto a su historia particular y a la historia del Pueblo Vasco en general tiene que exigir a la izquierda abertzale ese compromiso ético. Con el pasado, el presente y el futuro. Porque tiene la legitimidad de no haber empuñado nunca una pistola. De saber respetar al diferente y saber construir con el el futuro. El futuro de todos.

A partir de ahí, jugaremos todos en igualdad de condiciones en el tablero democrático. Sin miedos. Desde la libertad individual y colectiva. Porque no hay vallas que se puedan poner a la voluntad de un pueblo. La lucha por el derecho a decidir es una lucha ganada.

Lo importante es como se gana y para que se gana. El cómo está claro. Día a día. Paso a paso. Desde la libertad de elección. Desde el convencimiento. Sin estridencias. Con sobriedad. Como lo hemos venido haciendo hasta ahora. Y el para qué también está claro. Para vivir mejor. Para que nadie quede en la cuneta, para que uno siempre tenga una mano a donde agarrarse, para que aunque vayamos más lentos vayamos todos. Poco a poco. Entre todos y para todos. Para que ganemos todos. Porque primero es la persona, su dignidad y su libertad elección. Mirando al pasado y proyectando con ilusión el futuro. En Enero marcaremos el nuevo rumbo. Euskadi, nación en Europa.

Eguberri eta Urte berri On!

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