miércoles, 9 de noviembre de 2011

Un pacto fiscal que no crea empleo

Son las rentas medias como la suya y la mía las que sustentan el estado de bienestar. A ella dirigen sus mimos las agencias de viajes y los concesionarios de coches. Por ella invierten en campañas de marketing las bodegas, los centros de estética y los gimnasios. Tienen curro electricistas y dentistas. Se abren Mcdonald´s y Zaras. Incluso se venden blackberrys como bolígrafos canjeando puntos. O pisos en Jaca y en La Rioja que valen el sudor de toda una vida. Por ella tiene Hacienda un fuerte andamiaje y no por los multimillonarios que se refugian en los paraísos fiscales. Es la que justifica multitud de empleos. La masa es la que ahorra y consume. Al menos, hasta ahora. A partir de ahora ahorrará y consumirá menos. Será el resultado del pacto fiscal de Bildu, PSE y Aralar para una Gipuzkoa predestinada a una futura decadencia, fruto de somnolientas políticas que hacen que las embestidas de la crisis sean cada vez más profundas. ¿Les suena eso de “los pobres más pobres y los ricos más ricos”? A eso vamos. La riqueza de un país es proporcional al porcentaje de la clase media. Entonces, habrá que protegerla, digo yo. Y en el modelo fiscal está una de las principales claves para ello.
El afán recaudatorio de los gobernantes no puede ahogar la capacidad de ahorro de las familias ni plantear una estrategia obviando el futuro de nuestros hijos. Sin embargo, las fuerzas aglutinadas en torno a la reforma fiscal anunciada en Gipuzkoa penalizan el ahorro desembolsando a una clase media ya de por sí cada vez más famélica. Tanto Bildu como UPN en Navarra han preferido sanear las arcas públicas a corto plazo a costa de congelar la actividad económica. Bien es cierto que a esta marcha poco a poco son los mileuristas los que van desplazando a la clase media. Los mileuristas no tienen para ahorrar. Consumen según las ofertas del súper y de las gangas de Easyjet o Ryanair. Mañana, Dios dirá. Es la generación del “planazo”. Una generación, que junto a los que resistan en la honrosa lista de la clase media, echará por tierra todos los planes de las Entidades de Previsión Social (EPSV) y que aspirará a jubilarse para vivir a cuenta de papá Estado. Hasta ahora las aportaciones anuales a las EPSV permitían ahorrar impuestos en la declaración del IRPF. Bildu, PSE y Aralar reducirán las deducciones. Una decisión que va en contra de las políticas fiscales europeas, donde la presión fiscal es mayor, pero también cuentan con sistemas de ahorro más sólidos y eficientes. En Holanda, por ejemplo, el 50% de la pensión proviene del fondo estatal y el otro 50% corresponde a la pensión complementaria. Las negociaciones colectivas contemplan la implicación tanto de las empresas como de los trabajadores. De todos modos, se trata de un planteamiento del que están muy lejos nuestros sindicatos, aun a sabiendas de que esta reforma fiscal condena a los jubilados a tener un poder adquisitivo nulo. No solo eso. Los depósitos bancarios se reducirán mutilando de cuajo iniciativas emprendedoras y aspiraciones inversoras. Tampoco esta reforma fiscal favorece la venta de vivienda, aunque sus firmantes hablen del “derecho a una vivienda” convirtiendo tal derecho en objeto de un discurso de la que se empeñan en adueñarse. Hay cierto trecho del discurso a la práctica. La distancia exacta se mide estando al frente del ejercicio del poder.
¿Saben lo que realmente me preocupa como gipuzkoano? Que Patxi Lopez y Martin Garitano se parecen cada vez más en su forma de gobernar. Que pacten entre ellos me parece fenomenal. Signo de normalidad aunque sea sólo cuando acuerden ellos. Pero esto da para otro capítulo. Lo que es lamentable es que pacten para que los gipuzkoanos seamos cada vez más pobres. No discuto que a corto la reforma fiscal pueda traer más ingresos, aunque lo dudo. Pero a medio y largo destruye empleo. Y no hay ingresos, ni ayudas, ni prestaciones…en definitiva no hay estado de bienestar si no generamos empleo. ¡No hay independencia plantando berzas Sr. Garitano! La clave está en la generación de empleo, actividad y riqueza, cuantos más tributen mejor estarán las arcas públicas. Porque por mucho que se exprima la vaca no da más leche. Por mucho que se suban los impuestos si no hay empleo no hay ingresos.

Pero no pasa nada. La reforma permitirá a la Diputación recaudar 93 millones de euros más. Pero en cualquier caso a corto. Millones que saldrán de los bolsillos de una clase media que no ha podido acceder a una VPO ni a becas ni a prestaciones sociales, pero que sufre las alteraciones del euribor sin tregua y que Diputación incluye en un tramo del IRPF nada alentador. Hay que ser generoso por el bien de la sociedad. Completamente de acuerdo. Pero también hay que hacer ciertos cálculos para que este entramado del bienestar sea sostenible.¡Si es que hay quien piensa que el trabajar es de tontos!. Que no se generalice, por favor. Pero a más de uno se le quedará cara de tonto al ver que vuelven a cargarle el Impuesto sobre el Patrimonio por un segundo piso comprado a base de un largo y doloroso sacrificio. Afecta sobre todo a las rentas medias, por lo que a largo plazo puede hacer más mal que bien. “Los que más tienen, deben de contribuir más”, dicen, obviando que los que mucho tienen ya se encargarán de pagar impuestos en otra parte. La reforma fiscal no va con ellos. Ahí, estoy de acuerdo, hay que incidir más. Más y más. Varios son los ejemplos, en la tasa a las transacciones financieras de carácter especulativo, en el control de los bancos en ciertas operaciones financieras y sobre todo en la lucha contra el fraude fiscal. Ahí nos tenemos que poder todos de acuerdo. Aquí no pueden existir diferencias partidistas. Porque es una cuestión de ética social. De justicia. Tenemos que desterrar de nuestro vocabulario y nuestra práctica aquello de…¿la factura con o sin IVA? Ya sabeís a que me refiero.

Por cierto, observo con incredulidad que los Ayuntamientos de Bildu han subido las tasas e impuestos por encima del IPC. En Zumaia, por ejemplo, la tasa de basuras se incrementará en un 20% y en Tolosa, un 5%. En Azkoitia el IBI a empresas sufrirá un aumento del 10%, en Donostia aplicarán un 5% más al recibo del IBI... Vamos, que no han dado con ninguna fórmula mágica para reducir las facturas domésticas.

Conclusión: cada día que pase seremos más pobres. Mientras más se nos llenan las bocas hablando de competitividad, tomamos medidas en detrimento de la actividad económica en un momento en el que la crisis nos está estrangulando sin compasión. La sociedad vasca sabe lo que hay. Sabe que en los próximos años habrá que producir más por menos. Sabe que un bombero de Murcia cobra más que uno de Berlín. Y sabe que esto no es normal. Y sabe que la flexibilidad laboral es necesaria. Para entrar y para salir. Tampoco sólo para salir. Porque tenemos que trabajar juntos a las duras y a las maduras. Cuando vienen mal dadas y también cuando hay beneficios. Pero para ello tenemos que creer todos juntos en la empresa y en los emprendedores. No hay empleo sin empresa y no hay empresa sin emprendedores. Y las políticas de Patxi López y Martin Garitano no son políticas emprendedoras son políticas conservadoras y poco creativas para tiempos que requieren mucha imaginación, valentía, seriedad y cooperación. Mucha cooperación.

0 comentarios:

Publicar un comentario