martes, 3 de julio de 2012

Lobo bueno, lobo malo

Me llegaba estos días un twit de Koldo Martinez para acudir a un interesante artículo de Adela Cortina, sobre la actual situación económica, donde contextualizaba el mismo, con una historia sobre un abuelo y su nieto.

Le decía el abuelo a su nieto que en todas las personas habitan dos lobos. Uno bueno y otro malo. ¿Y quien gana le preguntaba el nieto? Aquel al que más le alimentes, le respondía el abuelo.

Me pareció una lección de vida de primer orden y un buen argumento para estos dos meses más o menos vacacionales, donde no está de más preguntar, entre tanta crisis, primas de riesgo, eurozonas, bancos centrales o rescates, que es lo que podemos hacer por los demás, sin esperar a que los demás hagan algo por mí.

Os animó, me animo, por tanto, a alimentar al lobo bueno. Desde la verdad, la transparencia, la coherencia personal, la responsabilidad y el esfuerzo. Poniéndonos en el lugar del otro. Generando empatías, tendiendo puentes (como se dice en euskara zubilana eginez). En definitiva, creando espacios de convivencia, a partir de las que desde la diversidad ir caminando hacia un futuro común.

Es lo que me venía a la cabeza caundo escuchaba ayer por la noche a Pedro Ruiz, en una entrevista que le realizaba Julia Otero. Reconociendo que no es santo de mi devoción, me gustaron mucho dos reflexiones que los traigo a colación.

La primera sobre el cuidado que le dispensó durante doce años a su madre dedicándose (en una decisión drástica según él) en exclusiva a ella, cuando dijo aquello de, "hice con mi madre aquello que hizo ella conmigo: cuidarla como ella me hubiera cuidado".  Da qué pensar, en una época donde recurrimos a nuestros padres incluso, para que cuiden en exclusiva, de nuestros hijos, sus nietos, porque nosotros estamos muy ocupados. ¿Seguiremos estando ocupados, cuando sean ellos quienes requieran de nuestro cuidado? . Alimentemos el lobo bueno y aprovechemos estos días para estar relajadamente con los nuestros, con los que nunca nos van a fallar.

La segunda, sobre los políticos, cuando dijo aquello de que son, somos, porque yo también me he dedicado a la cosa pública durante unos cuantos años, los que tenemos que tejer la convivencia, dejando de echar continuamente trastos a la cabeza, crispando más que relajando el ambiente político y por tanto social. Alimentemos el lobo bueno y aprovechemos también estos días para ir tendiendo, desde el ejemplo, puentes de convivencia, donde la defensa del respeto al diferente en toda su extensión, se convierta en el elemento comun de lucha que nos una frente a la diferencia, convertida en diversidad, fiel refeljo del pluralismo (que todos decimos tolerar pero no llegamos a respetar) de la que todos podamos disfrutar.

El tercer ejemplo lo pones tu. Alimenta el lobo bueno.

Ondo izan.

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